Por Celeste Espínola Secretaria de Formación, CDP ATE Chaco El cierre del año en la provincia del Chaco deja un balance desolador: despidos ...
Por Celeste Espínola
Secretaria de Formación, CDP ATE Chaco
La gestión de
Leandro Zdero despide el 2024 como lo empezó: con motosierra en mano. En las
últimas semanas, 428 trabajadores jornalizados del ex Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Territorial fueron echados sin contemplaciones. Se trata de personas
que durante años prestaron servicio en la Subsecretaría de Ordenamiento y
Tierras y el Ministerio de Producción. Ahora, la tormenta de despidos no cesa:
se anticipa la no renovación de contratos en el Instituto de Viviendas y el
despido de otros 450 trabajadores del Ministerio de Producción.
Las víctimas no
son números, son historias: familias que enfrentan el Año Nuevo con
incertidumbre y desesperanza, con hijos que preguntan cómo se llenará la mesa
vacía.
POLÍTICAS DE
AJUSTE Y ABANDONO
Mientras el
gobernador Zdero habla de progreso en medios de comunicación
"amigables", el programa Incluir Salud, que debería asistir a
personas con enfermedades terminales o complejas, se encuentra prácticamente
desfinanciado. La provincia acumula una deuda de 800 millones de pesos que
nadie se preocupa por saldar, mientras se gastaron entre 7 y 9 mil millones en
pautas publicitarias. En este Chaco, hay dinero para mantener a los medios
afines, pero no para garantizar la salud ni la dignidad de su gente.
La crueldad no
se detiene ahí. Los trabajadores precarizados, que llevan más de 15 años en
condiciones laborales indignas, siguen siendo castigados. Delegados de gremios
son perseguidos y desplazados arbitrariamente, como varios delegados electos
democráticamente, que enfrentan traslados o modificaciones del lugar de trabajo
de manera compulsiva sin sumario administrativo y con total impunidad, por
amistades del gobierno, en una clara muestra de abuso de poder.
LA
HIPOCRESÍA DEL PODER
Zdero acusa a
otros de "atacar la democracia" cuando la oposición le niega quórum,
pero calla ante el drama humano que provocan sus decisiones. Se preocupa por
lesiones menores en un legislador tras un enfrentamiento personal, pero ignora
las vidas destrozadas de cientos de familias que quedan sin sustento.
Lo más
alarmante es que estas prácticas autoritarias no son un accidente: incluso el
exgobernador Ángel Rozas intentó frenar la candidatura de Zdero, reconociendo
en él un perfil que hoy se revela en políticas de ajuste despiadadas y
desprecio por los derechos laborales.
¿QUÉ QUEDA
PARA LOS CHAQUEÑOS?
El fin de año
en el Chaco no es una celebración, es un recordatorio de las fallas de un
sistema que prioriza el poder y el lucro sobre las personas. Es un llamado a la
reflexión: ¿hasta cuándo permitiremos que los trabajadores sean crucificados,
que la salud sea un lujo y que la política sea un espectáculo de hipocresía?
En estas
fiestas, las mesas estarán más vacías, los hogares más tristes y la esperanza
más débil. Pero quizá también sea el momento para que las voces del pueblo se
levanten con más fuerza, exigiendo justicia y dignidad. Porque el Chaco merece
mucho más que esto.