La Asociación Trabajadores del Estado (ATE Chaco) y el Centro de Jubilados y Pensionados de ATE Chaco repudian la brutal represión ordenada ...
La Asociación Trabajadores del Estado (ATE Chaco) y el Centro de Jubilados y Pensionados de ATE Chaco repudian la brutal represión ordenada por el gobierno de Jabier Milei esta tarde en el Congreso de la Nación, y replicada en la provincia del Chaco, cuando un amplio arco de organizaciones se manifestaba pacíficamente en las calles de Resistencia.
El gobernador de la provincia del Chaco se parece cada vez más a su jefe político, Javier Milei, y desplegó esta mañana un imponente operativo represivo para amedrentar a las personas y organizaciones que se manifestaron en las calles de la capital chaqueña. En coincidencia, los gobiernos nacional y porteño invadieron los alrededores del Congreso de la Nación para intentar impedir las manifestaciones contra el veto de Milei, que les negó a los jubilados un mísero aumento que apenas superaría los 17 mil pesos. En ese sentido, repudiamos también el voto de los diputados chaqueños Carlos García (LLA) y Marilú Quiroz (PRO), quienes de esta manera atacaron directamente a los más golpeados por esta situación económica.
En tanto, el presidente se muestra obscenamente negociando cargos y dádivas con diputados de la UCR para que voten en contra del proyecto que ellos mismos impulsaron. Realmente, un escándalo político inédito en la historia de nuestro país, sólo comparable a los peores bochornos que recordamos con tristeza de los años 90.
En la provincia, Zdero se muestra obediente y sumiso, mientras atraviesa con un blindaje mediático local un escándalo por corrupción que ya se llevó puesto a un funcionario muy cercano y que en gobiernos anteriores terminó con funcionarios presos. Son varias las denuncias que trascienden estos días en medios nacionales por casos de presunta corrupción en la gestión que el gobernador tendrá que responder tarde o temprano.
Mientras se llenan la boca hablando de ética y moralidad, para contener la tensión social, el enojo y la protesta social, ambos gobiernos neoliberales gastan más presupuesto en ejecutar pomposos y lamentables espectáculos represivos que el que gastarían en las propias políticas públicas que le niegan a la gente.